El deber de un shinobi es regresar con vida

Cuando era más joven en cierta ocasión me invitaron a un dojo donde se practica el jujutsu y el “grappling”, lo que los japoneses denominan Ne waza. Siempre es interesante ver a los especialistas en una determinada materia desarrollar su maestría; fui estrangulado, controlado, luxado en rodilla y codos…..

Cuando llevaba un rato practicando, mi sensación era agridulce: por un lado estaba disfrutando viendo muchas técnicas que no conocía, pero por otra parte era una dura lección experimentar lo fácilmente que estos especialistas podían derrotarme en la materia de su especialidad.

Entonces, un instructor de avanzada edad que observaba los combates y que parecía adivinar lo que turbaba mi mente juvenil se acercó a mí en un descanso y me dijo: “qué diferente es el combate cuando sabes que el otro no porta una hoja oculta y él sabe que tú no la portas tampoco, eh?”

De repente lo comprendí todo: los estilos deportivos, por “duros” y contundentes que sean se basan en la certidumbre que ambos contendientes tienen de que el adversario no porta un arma oculta, de que no van a aparecer de repente otros adversarios que ayuden a su rival…la certidumbre, en fin, de que no van a producirse cambios repentinos y radicales en las circunstancias. Eso permite realizar técnicas que sería arriesgado tratar de realizar en la vida real.

Para la segunda ronda de combates amistosos me escondí un puñal de madera dentro de la chaqueta de mi dogi y uno por uno fui “acuchillando” a los instructores del dojo mientras ellos me “controlaban” de las más diversas maneras. Ellos se rieron afablemente de mi “broma”, entendiendo que era mi forma de reconocer que no podía vencerlos sin el uso de un arma. Les permití que creyeran que era ése el significado de lo que estaba haciendo, y me separé de ellos agradecido y como buenos amigos.

En realidad ese día comprendí la diferencia abisal que existe entre el bujutsu, pensado para el más cruel de los combates y el budo, pensado para disfrutar, educar y celebrar competiciones. En su juego ellos eran los mejores, pero muchas de las técnicas que funcionan y son perfectas cuando existe la seguridad de que no hay un arma en la sala se convierten de repente en técnicas muy peligrosas para quien las realiza cuando no se tiene esa seguridad. Permitir que el adversario esté con la espalda tocando el suelo es muy peligroso, perder de vista una de sus manos es muy peligroso, permanecer en el suelo un instante más de lo imprescindible es muy peligroso…y sobre todo, ir a un combate sin portar una o más armas ocultas (no es preciso que sean necesariamente mortales) es poco recomendable, cuando lo que está en juego es la vida.

Por esta razón a los ninja scouts se les educa para que procuren evitar la violencia siempre que sea posible, aunque ello signifique eventualmente tener que soportar una humillación o la violencia de otros. Pero también se les educa para que si no encuentran otra alternativa que combatir, es decir, si está la vida en peligro, entonces deben sobrevivir por cualquier medio. Cualquiera. El primer deber de un shinobi es regresar con vida.

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